Comprometida con la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) creó, en 2011, el Banco de Buenas Prácticas contra la Violencia hacia las Mujeres y las Niñas "Hermanas Mirabal" con el fin de reunir experiencias innovadoras que contribuyan a la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, y sirvan de ejemplo para la implementación de políticas públicas y programas de prevención, atención y acceso a la justicia.
Asimismo, este reconocimiento conmemora la vida y la lucha de las hermanas Mirabal, en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y tiene como objetivos:
1. Coadyuvar en la visibilización de los tipos y modalidades de violencia contra las mujeres en el territorio nacional para prevenirlos y erradicarlos.
2. Reconocer el trabajo de personas, organizaciones civiles, colectivos e instituciones académicas que a través de programas, proyectos y campañas contribuyen en la prevención, atención y acceso a la justicia de las mujeres y las niñas víctimas de violencia.
3. Servir como herramienta de consulta y apoyo para la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, incluido su derecho a una vida libre de violencia, en el marco del trabajo que autoridades de todos los niveles, instancias y organizaciones llevan a cabo cotidianamente.
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, también conocidas como "Las Mirabal" o "Las Mariposas" fueron tres defensoras dominicanas que se opusieron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. El activismo y el compromiso social de las hermanas Mirabal las llevó a ser encarceladas en repetidas ocasiones hasta que el dictador Trujillo, para frenar su actividad política, ordenó al Servicio de Inteligencia Militar (SIM) su asesinato, llevado a cabo el día 25 de noviembre de 1960.
La violencia contra las mujeres y las niñas constituye una grave violación a sus derechos humanos, con impactos inmediatos y de largo alcance que incluyen múltiples consecuencias físicas, psicológicas y sociales que ponen en riesgo la integridad y la vida de las mujeres y las niñas. La Organización de las Naciones Unidas señala que las mujeres que viven violencia ven disminuida su capacidad para participar en la vida pública. Además de tener consecuencias negativas para ellas, la violencia también impacta a sus familias, comunidades y países, con altos costos asociados, que comprenden desde aumentos en gastos de atención de salud y servicios jurídicos hasta pérdidas de productividad que impactan los presupuestos públicos nacionales y representan un obstáculo al desarrollo.
En América Latina este día se conmemora desde 1981, fecha en la que se llevó a cabo el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano, donde se propuso la aprobación del 25 de noviembre como fecha para celebrar el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, en honor a las hermanas Mirabal.
Una década después, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, en 1993, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, y en 1999, declaró el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, asentado en la resolución 54/134.
El derecho de las mujeres y las niñas a vivir una vida libre de violencia también se establece en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), en especial a través de sus recomendaciones generales número 12 y 19, y en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará).